Si estás MUY cerquita de lograr una meta importante, es probable que por momentos parezca que se te dio vuelta la tortilla, que ya no te queden las mismas ganas de seguir que al principio… y que se te cruce por la cabeza la idea de tirar la toalla, justo unos pasos antes de llegar. Aquí el entusiasmo y las fuerzas ya no son los mismos. Por eso, tantos abandonan en el último tramo, porque la parte más alta de la montaña es la más empinada. Justamente es aquí donde necesitás reunir TODA la sabiduría y experiencia que adquiriste en el camino, para tomar un poco de aliento y continuar. SEGUÍ AVANZANDO, seguí disfrutando del camino.
♦ Hacé un pequeño «stop» para tomar más aire, recordar el propósito y volver a enfocarte con más fuerzas en el objetivo. ¿Por qué decidiste avernturarte en esta experiencia que estás viviendo? ¿Para qué iniciaste este camino? ¿Qué era lo que deseabas conseguir? ¿Qué es lo que te motivó para arrancar con la travesía? Y SEGUÍ AVANZANDO, como si ya hubieras llegado.
♦ Pensá en todo lo que ya recorriste desde que comenzaste ¿qué cosas SÍ lograste? ¿qué lecciones aprendiste? ¿en quién te convertiste? ¿qué obstáculos lograste sortear, disolver y atravesar? Y SEGUÍ AVANZANDO, como si ya lo tuvieras.
♦ Mirá hacia adelante, seguramente hay otros que ya llegaron y te pueden estirar la mano para ayudarte a dar los últimos pasos… ¿cómo lo hicieron? ¿qué podés aprender o imitar de ellos? ¿qué clase de ayuda «específica» podés pedirles?
Y si mirás para atrás -que sea para decirle a los que vienen QUE SÍ SE PUEDE- acordate que siempre hay alguien que (aunque sea en silencio) está siguiendo tus pasos, tu ejemplo y tu maestría. Y SEGUÍ AVANZANDO, que si estás dispuesto a seguir en la parte más dura… A diferencia de quienes deciden quedarse o retroceder, REALMENTE LO VAS A LOGRAR Y TU ESFUERZO ES RECOMPENSADO CON CRECES.
Te mando un fuerte, fuerte abrazo virtual…
Fabiana 🙂